La elección de un champú sin sulfatos se ha convertido en algo popular entre los clientes que prefieren limpiar el cabello y el cuero cabelludo sin castigarlo con un conjunto de detergente sin conocer realmente las consecuencias de usar este tipo de productos hasta ahora muy usuales en su composición química.
Una de las principales causas que han hecho proliferar los champús sin sulfatos son los tratamientos de alisado de queratina. Este tipo de alisado semi temporal (tres meses aproximadamente) recubre el cabello con una vaina flexible devolviendo la textura lisa y con vida de un cabello deteriorado.
Los cabellos largos expuestos a químicas muy agresivas con la fibra capilar pueden llegar a encresparse y hacerse muy rebeldes al peinado y dominio de su forma sana original. Gracias a los nuevos tratamientos de alisado de queratina sin formol, amoniaco, sosa o peróxidos el cabello puede recobrar una textura sana, joven, lacio, con movilidad.
Este tipo de tratamientos tienen una duración media indeterminada. Dependerá de la composición de los champús que usemos para su mejor conservación. La duración del alisado , con un buen champú post tratamiento, es de unas 10 semanas.
Este tipo de alisados permite una repetición finalizado el efecto de la queratina sin dañar la fibra capilar como lo haría un desrizante para cabello afro o una permanente. Las sales del ácido tioglicólico son las culpables de desarrollar un alisado permanente. El líquido de permanente no se haya en los alisados de queratina actuales.
Todos los tipos de alisados permanentes, semi o temporales deberían lavarse con un tipo de champú especial que conserve el tratamiento realizado el máximo tiempo posible y con una calidad de cabello respetable. Por eso los fabricantes de estos tratamientos aconsejan el uso de champús, acondicionadores y mascarillas sin sales ni sulfatos.
Los champús sin sulfatos se han vuelto populares gracias a que son más suaves con nuestro cabello y nuestro cuero cabelludo. Esta ventaja es ideal si queremos limpiar nuestro cabello sin castigarlo como la realizan los profesionales de este sector.
Esta reputación tan mala comenzó en los años 70, cuando algunos champús contenían lauril sulfatos de etanolamina que liberaban nitrosaminas cancerígenas. En ese momento, los fabricantes tomaron medidas correctivas, pero desde entonces, los sulfatos estaban asociados con riesgos para la salud. Ahora los sulfatos que se encuentran actualmente en los champús son seguros cuando se usan según lo previsto en su estudiada composición. Claramente, es por eso que todavía hay productos en el mercado con los utilizan.
Recomendamos, si queremos prolongar los efectos positivos de los tratamientos de queratina o alisados de keratina brasileños, el uso de productos sin sales ni sulfatos.
A la hora de fabricar un champú se puede realizar de dos dos formas: con o sin sulfatos. Los hay que están elaborados con sustancias detergentes y surfactantes baratos que encontramos en artículos cotidianos como champús, jabones o pasta de diente entre otros. Así el Sodium Lauryl Ether Sulfate es un simple detergente muy económico que crea mucha espuma. Nos da sensación de limpieza total pero también arrastra sustancias positivas para la fibra capilar y la buena salud del cuero cabelludo.
Ambos ingredientes fueron revisados en 1983 y en el 2002 por el Panel de Expertos de Ingredientes Cosméticos declarándolos aptos para el uso en productos cosméticos y de cuidados personales. Ambos pueden producir irritaciones en la piel en algunas personas. Por ese motivo siempre es importante seguir las instrucciones de la etiqueta elaborada por el fabricante.
La razón principal del lavado con champú es la limpieza del cabello y del cuero cabelludo. Hay muchas botellas que proclaman con orgullo una lista de ingredientes “sin sulfatos”, sin SLS y sin SLES.
Las sustancias conocidas como carcinógenas han sido clasificadas y registradas por varias organizaciones internacionales, como la Organización Mundial de la Salud o la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, así como la Agencia de Protección del Medio Ambiente de los Estados Unidos y la Unión Europea. Ninguna de estas organizaciones ha clasificado SLES y SLS como carcinógenos. No existen pruebas directas o circunstanciales de que estos dos ingredientes tengan potencial carcinogénico. Los estudios que se han llevado a cabo sobre SLS y SLES indican que ambos son seguros en condiciones de uso adecuadas.
Algunos expertos dicen que los sulfatos se dedican a limpiar nuestro cabello demasiado a fondo y además elimina la grasa y la suciedad. El problema es que al limpiar tanto puede eliminar los aceites y proteínas naturales de nuestro cuero cabelludo.
Por otro lado, los champús sin sulfatos son suaves, pero aún así ofrecen toda la limpieza que nuestro cabello requiere.
Si nunca te has teñido el cabello, realizado un desrizado, permanente o alisado de queratina o tiene el cuero cabelludo graso es conveniente utilizar un champú con sulfatos.
Sin embargo, si tu piel es sensible, puedes encontrar los sulfatos irritantes. Además, los sulfatos también deben ser prohibidos para cualquier persona con el cabello seco, quebradizo, ondulado o rizado y encrespado.
Los sulfatos lavan excesivamente y eliminan los aceites naturales, causando que los rizos se vuelvan encrespados e nada manejables. Tienen el mismo efecto para las personas con el cabello muy seco y quebradizo. Los sulfatos también son problemáticos si nos teñimos el cabello o hemos hecho un tratamiento de queratina.
Resumiendo diremos que los champú sin sulfatos están destinados a todo tipo de cabello y cuero cabelludo sensible a estos productos. También para prolongar el famoso y práctico alisado de queratina.
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